Quel'thalas
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Quel'thalas
Weno, ya que estamos por abandonar el foro del ahora "innombable", rescato la historia que estaba escribiendo.
CAPITULO 1
Muy pocos años habian pasado desde que mi pueblo, los Altos Elfos, salimos en éxodo desde las tierras de Kalimdor, tras la guerra con la Legion de Fuego.
Mi abuelo, nuestro lider y Gran Rey, Dath'remar Sunstrider nos guío por largos años a través de las aguas del mar, en busca de una tierra en donde pudiéramos asentarnos para poder estudiar nuestras artes arcanas pacíficamente y poder crear una cultura propia.
Al fin, tras mucho tiempo de navegar. Después de ver a muchos denuestros ermanos enloquecer por la ausencia de una fuente de poder arcano, llegamos una tierra misteriosamente desconocida para nosotros, pero que, a pesar de todo nos hacía sentir como en casa. Había una mistriosa afinidad con nosotros y con nuestra afinidad arcana que nos hizo sentir desde nuestra llegada, que esa tierra debía ser nuestro hogar.
Era un lugar tranquilo, lleno de paz, al llegar descubrimos una misteriosa raza que tenía muchas semejanzas como nosotros, pero sin embargo era una raza bárbara. Humanos se hacían llamar. No les dimos importancia pues al ver su comportamiento y su organización por tribus, los consideramos primitivos y tratamos de peramnecer alejados de ellos. Sin embargo un tiempo después nos intrigamos al ver que ellos, tenían una afinidad naural a manejar nuestras artes. De una forma primitiva claro, pero bien podrían llegar a ser grandes magos.
Nos adentramos en esas tierras y nos dirigimos aún más al norte, pues en la primera zona en la que desembarcamos, los Claros de Trisfal, había una misteriosa energía que hizo enloquecer a algunos de los nuestros.
Llegamos a una tierra fértil y llena de vida, que nos hacía recordar la paz añorada anterior a la guerra de nuestro antiguo hogar.
Ese bosque estaba habitado por unas misteriosas criaturas de piel azul-vedosa a los que identificamos como Trolls. Sin embargo esa raza al momeno en que nos encontró tuvo una actitud hostil, por lo tanto nos dirigimos aún más hacia el norte. Ahí encontramos el lugar perfecto donde establecernos.
Ya ahí, mi abuelo Dath'remar creo nua fuente, que sería mágica, usando su poder esculpió con magia la construcción que sería nustra fuente de vida, y en las aguas de ese pozo vertió un vial que había lgrado rescatar de la fuente de la eternidad.
Ya creada la fuenta y saciado mi pueblo de su sed, comenzamos con la construcción de nuestro nuevo hogar. Cada Elfo, dotado del conocimiento necesario en la magia ayudó a construir a esculpir nuestro nuevo hogar. Una ciudad magnífica y bella, hermosamente decorada y elaborada, en la que se creó una aguja tan alta como la vista alcanzaba a ver. La aguja Furia del Sol.
Sin embargo ésta vez tendríamos cuidado con el manejo de nuestras artes y no dejaríamos ningún rastro para que la Legión Ardiente se diera cuenta de nuestra presencia, así que creamos monolitos en los cuals pusimos un hechizo, que ocultaría los rastros de nuestra presencia en la magia.
Una vez que esuvieron listos los monolitos rúnicos, los más grandes y letrados magos crearon un encantamiento sobre nuestro bosque que lo mantendría en una primavera eterna. De ahí nombramos a nuestro bosque como el "Bosque Cancíon Eterna".
700 Años después de que mi pueblo se asento definitivamente en esa tierras y fundó el Reino de Quel'thalas, mi padre, que en esos tiempos era el Príncipe, contrajo matrimonio con Lady Liadrin, una poderosa maga, y 3 años despues Nació mi hermano Mayor, Kael'thas, qiuen fué el primero de la familia real en nacer en el nuevo continente, trajo gran alegría a todo el reino.
Desde pequeño el demostró tener una gran conexión con la magia arcana, por lo tanto mi padre busco incorporarlo al Arcanum, el mayor santuario y centro de enzeñanza mágica.
10 años después del nacimiento de Kael'thas nací yo, Giselle Sunstrider, la menor de la Casa Real.
Yo también mostré un gran talento desde pequeña en las artes arcanas, pero con una corriente alterna a la que mi hermano manejaba. Mientras él seguía la corriente del poder, del manejo de los elementos y de la alteración de la realidad, yo me enfoqué en aquela que servía para mantner la vida, para ayudar a crecer y a desarrollar fortaleza en mi alrededor.
Aunque era una corriente nueva, que no tenía la fortaleza de la corriente arcana, ésta estaba cobrando fortaleza para ayudar a mantener las largas vidas de nuestro pueblo.
En una de las pruebas, que demostrarían mi capacidad para relacionarme con la fortaleza de la vida, mi tutora planto una semilla de árbol eterno en la tierra. Mi misión era hacer que de ésta semilla surgiera un brote que iría creciendo conforme mi poder y sabiduría fueran creciendo a lo largo de mi vida. Con un encantamientoel brote surgió de la tierra, pero éste no se detuvo y sguió creciendo y creciendo, hasta tomar gran belleza y ser casi tan grande como el mismo árbol que en su juventud encantara mi maestra.
El tiempo transcurrió y mientras yo me relacionaba estechamente con mi pueblo y era querida con ellos, mi hermano creció, se hizo un mago muy poderoso y sabio, pero a su vez, se fué volviendo un ermitaño.
Asimismo, los trolls de la región de Zul Aman, furiosos por nuestra presencai y considerando un sacrilegio el que hubiéramos construido nuestro reino sobre un suelo que ellos consideraban sagrado, comenzaron a atacar esporádicamente nuestros asentamientos. Llegando posteriormente a escaramuzas a las que fui enviada como novicia para ayudar a atender las heridas de aquellos atacados por los troll.
En una de esas escaramuzas, en las que mi hermano tuvo parte, su grupo de batalla se adentró a las tierras de trisfal y un grupo de humanos, quienes también estaban enemistados con los trolls, nos mostraron su apoyo y gracias a ellos se pudo obtener una victoria.
Una vez de regreso en casa, mi hermano trajo las nuevas de que al parecer los "humanos" no eran un grpo hostil contra nosotros y que su tribu cono cida como los "Arathor" nos había mostrado su apoyo en la batalla, por lo cual, mi padre decidió enviar a Kael'thas como un emisario para comenzar una relación amistosa con los humanos.
Todo fué viento en popa. Los humanos decidieron brindarnos su apoyo en la guerra contra los troll y a cambio nosotros enviaríamos a nuetros hechiceros para enseñarles a los humanos a manejar correctamente la magia.
Nuestros hechiceros seleccionaron cuidadosamente un grupo de 100 humanos para instruirlos, los cuales, posteriormente caminarían en la batalla junto con las fuerzas de su rey.
Junto con las fuerzas de los Arathor marchamos los elfos. Mi padre, el nuevo Rey, Anasterian Sunstrider, ni hermano, el Príncipe Kael'thas y yo, la Princesa Giselle, cada uno con su contingetne lucharon fieramente contra los trolls.
Mientras mi padre luchaba fieramente, hombro con hombro, junto con nuestros espadachines, y los de las fuerzas de Arathor, yo brindaba apoyo y sanación con el grpo destacado de apoyo de Sacerdotes de la Luz, y mi hermano, como nuevo miembro del Alto consejo de Silvermoon, apoyado por los magos de Arathor, atacamos en conunto la ciudad troll de Zul'aman.
La batalla comenzo. La fuerzas conjuntas de humanos y elfos marcharon hacia el despeñadero que conducía a ala entrada de la ciudad troll. En una posicion perfcta para la emboscada los ejércitos tuvieron un avanze lento debido a que los trolls lanzaban lanzas envenenadas contra nuestros espadachines.
Una vez librado el despeñadero, la batalla tuvo su apogeo. Elfos con su arte e batalla elegante y estilizado, casi una coreografía para la batalla lucharon junto con las fuerzas de los humanos. se hizo retroeder a los trolls, pero sin embargo sus fuerzas parecían no disminuir ya que, debido a una extraña magia primitiva que ellos manejaban sus heridas eran sanadas casi al instante de ser abiertas sin necesidad de algun hechizo.
En clara desventaja, al pacer que los trolls no sufrían perdida alguna, pero nosotros si, nuestros hechiceros y los de los humano, conjuraron un encantamiento que logró neutralizar la capacidad curativa de los trolls y así el avance pudo continuar en su contra.
Mientras los sacerdotes que estabamos en retaguardia, algunos completamente ordenados y algunos otros novicios como yo, seguíamos recibiendo a los heridos que llegaban de la batalla, y tratabamos de curar sus heridas tanto como snarlos del veneno que les provocaba fuertes dolores, los guerreros mantenían una distracción para los trolls, mientras los hechiceros tomaban una ruta alterna para poder llegar a la parte mas alta de la ciudad y desde ahi poder conjurar una tormenta arcana.
Una vez que llegaron los hechicerso a la cima, entrando todos en resonancia, conjuraron una tormenta que liberaría grandes cantidades de poder arcano, golpeando letalmente a cada uno de los guerreros troll, dándole la victoria de una vez por todas a los ejércitos conjuntos de Silvermoon y Arathor.
Ganada la guerra, los elfos prometimos lealtad y amistad absoluta al reino de Arathor y a la línea real de Thoradin.
Con ésto, mi padre decició enviar a Kael'thas, coomo uno de los emisarios al naciente y enexpansión reino de Arathor para que fundaran la ciudad de Dalaran y ahí de manera formal pudieran, junto con los humanos, continuar la investigación de las artes arcanas y prevenirles que, el uso excesivo de magia podría a traer a la Legión Ardiente.
Ésa tarde, fué la última vez que vi a mi querido hermano justo como le conocí, como aquel quien me ayudó en mi iniciación en las artes de la magia, aquel que me guió para conocer sobre nuestra historia y la nobleza de nuestro pueblo.
Posteriormente lo volvería a encontrar, pero sería en situaciones distintas...
CAPITULO 1
Muy pocos años habian pasado desde que mi pueblo, los Altos Elfos, salimos en éxodo desde las tierras de Kalimdor, tras la guerra con la Legion de Fuego.
Mi abuelo, nuestro lider y Gran Rey, Dath'remar Sunstrider nos guío por largos años a través de las aguas del mar, en busca de una tierra en donde pudiéramos asentarnos para poder estudiar nuestras artes arcanas pacíficamente y poder crear una cultura propia.
Al fin, tras mucho tiempo de navegar. Después de ver a muchos denuestros ermanos enloquecer por la ausencia de una fuente de poder arcano, llegamos una tierra misteriosamente desconocida para nosotros, pero que, a pesar de todo nos hacía sentir como en casa. Había una mistriosa afinidad con nosotros y con nuestra afinidad arcana que nos hizo sentir desde nuestra llegada, que esa tierra debía ser nuestro hogar.
Era un lugar tranquilo, lleno de paz, al llegar descubrimos una misteriosa raza que tenía muchas semejanzas como nosotros, pero sin embargo era una raza bárbara. Humanos se hacían llamar. No les dimos importancia pues al ver su comportamiento y su organización por tribus, los consideramos primitivos y tratamos de peramnecer alejados de ellos. Sin embargo un tiempo después nos intrigamos al ver que ellos, tenían una afinidad naural a manejar nuestras artes. De una forma primitiva claro, pero bien podrían llegar a ser grandes magos.
Nos adentramos en esas tierras y nos dirigimos aún más al norte, pues en la primera zona en la que desembarcamos, los Claros de Trisfal, había una misteriosa energía que hizo enloquecer a algunos de los nuestros.
Llegamos a una tierra fértil y llena de vida, que nos hacía recordar la paz añorada anterior a la guerra de nuestro antiguo hogar.
Ese bosque estaba habitado por unas misteriosas criaturas de piel azul-vedosa a los que identificamos como Trolls. Sin embargo esa raza al momeno en que nos encontró tuvo una actitud hostil, por lo tanto nos dirigimos aún más hacia el norte. Ahí encontramos el lugar perfecto donde establecernos.
Ya ahí, mi abuelo Dath'remar creo nua fuente, que sería mágica, usando su poder esculpió con magia la construcción que sería nustra fuente de vida, y en las aguas de ese pozo vertió un vial que había lgrado rescatar de la fuente de la eternidad.
Ya creada la fuenta y saciado mi pueblo de su sed, comenzamos con la construcción de nuestro nuevo hogar. Cada Elfo, dotado del conocimiento necesario en la magia ayudó a construir a esculpir nuestro nuevo hogar. Una ciudad magnífica y bella, hermosamente decorada y elaborada, en la que se creó una aguja tan alta como la vista alcanzaba a ver. La aguja Furia del Sol.
Sin embargo ésta vez tendríamos cuidado con el manejo de nuestras artes y no dejaríamos ningún rastro para que la Legión Ardiente se diera cuenta de nuestra presencia, así que creamos monolitos en los cuals pusimos un hechizo, que ocultaría los rastros de nuestra presencia en la magia.
Una vez que esuvieron listos los monolitos rúnicos, los más grandes y letrados magos crearon un encantamiento sobre nuestro bosque que lo mantendría en una primavera eterna. De ahí nombramos a nuestro bosque como el "Bosque Cancíon Eterna".
700 Años después de que mi pueblo se asento definitivamente en esa tierras y fundó el Reino de Quel'thalas, mi padre, que en esos tiempos era el Príncipe, contrajo matrimonio con Lady Liadrin, una poderosa maga, y 3 años despues Nació mi hermano Mayor, Kael'thas, qiuen fué el primero de la familia real en nacer en el nuevo continente, trajo gran alegría a todo el reino.
Desde pequeño el demostró tener una gran conexión con la magia arcana, por lo tanto mi padre busco incorporarlo al Arcanum, el mayor santuario y centro de enzeñanza mágica.
10 años después del nacimiento de Kael'thas nací yo, Giselle Sunstrider, la menor de la Casa Real.
Yo también mostré un gran talento desde pequeña en las artes arcanas, pero con una corriente alterna a la que mi hermano manejaba. Mientras él seguía la corriente del poder, del manejo de los elementos y de la alteración de la realidad, yo me enfoqué en aquela que servía para mantner la vida, para ayudar a crecer y a desarrollar fortaleza en mi alrededor.
Aunque era una corriente nueva, que no tenía la fortaleza de la corriente arcana, ésta estaba cobrando fortaleza para ayudar a mantener las largas vidas de nuestro pueblo.
En una de las pruebas, que demostrarían mi capacidad para relacionarme con la fortaleza de la vida, mi tutora planto una semilla de árbol eterno en la tierra. Mi misión era hacer que de ésta semilla surgiera un brote que iría creciendo conforme mi poder y sabiduría fueran creciendo a lo largo de mi vida. Con un encantamientoel brote surgió de la tierra, pero éste no se detuvo y sguió creciendo y creciendo, hasta tomar gran belleza y ser casi tan grande como el mismo árbol que en su juventud encantara mi maestra.
El tiempo transcurrió y mientras yo me relacionaba estechamente con mi pueblo y era querida con ellos, mi hermano creció, se hizo un mago muy poderoso y sabio, pero a su vez, se fué volviendo un ermitaño.
Asimismo, los trolls de la región de Zul Aman, furiosos por nuestra presencai y considerando un sacrilegio el que hubiéramos construido nuestro reino sobre un suelo que ellos consideraban sagrado, comenzaron a atacar esporádicamente nuestros asentamientos. Llegando posteriormente a escaramuzas a las que fui enviada como novicia para ayudar a atender las heridas de aquellos atacados por los troll.
En una de esas escaramuzas, en las que mi hermano tuvo parte, su grupo de batalla se adentró a las tierras de trisfal y un grupo de humanos, quienes también estaban enemistados con los trolls, nos mostraron su apoyo y gracias a ellos se pudo obtener una victoria.
Una vez de regreso en casa, mi hermano trajo las nuevas de que al parecer los "humanos" no eran un grpo hostil contra nosotros y que su tribu cono cida como los "Arathor" nos había mostrado su apoyo en la batalla, por lo cual, mi padre decidió enviar a Kael'thas como un emisario para comenzar una relación amistosa con los humanos.
Todo fué viento en popa. Los humanos decidieron brindarnos su apoyo en la guerra contra los troll y a cambio nosotros enviaríamos a nuetros hechiceros para enseñarles a los humanos a manejar correctamente la magia.
Nuestros hechiceros seleccionaron cuidadosamente un grupo de 100 humanos para instruirlos, los cuales, posteriormente caminarían en la batalla junto con las fuerzas de su rey.
Junto con las fuerzas de los Arathor marchamos los elfos. Mi padre, el nuevo Rey, Anasterian Sunstrider, ni hermano, el Príncipe Kael'thas y yo, la Princesa Giselle, cada uno con su contingetne lucharon fieramente contra los trolls.
Mientras mi padre luchaba fieramente, hombro con hombro, junto con nuestros espadachines, y los de las fuerzas de Arathor, yo brindaba apoyo y sanación con el grpo destacado de apoyo de Sacerdotes de la Luz, y mi hermano, como nuevo miembro del Alto consejo de Silvermoon, apoyado por los magos de Arathor, atacamos en conunto la ciudad troll de Zul'aman.
La batalla comenzo. La fuerzas conjuntas de humanos y elfos marcharon hacia el despeñadero que conducía a ala entrada de la ciudad troll. En una posicion perfcta para la emboscada los ejércitos tuvieron un avanze lento debido a que los trolls lanzaban lanzas envenenadas contra nuestros espadachines.
Una vez librado el despeñadero, la batalla tuvo su apogeo. Elfos con su arte e batalla elegante y estilizado, casi una coreografía para la batalla lucharon junto con las fuerzas de los humanos. se hizo retroeder a los trolls, pero sin embargo sus fuerzas parecían no disminuir ya que, debido a una extraña magia primitiva que ellos manejaban sus heridas eran sanadas casi al instante de ser abiertas sin necesidad de algun hechizo.
En clara desventaja, al pacer que los trolls no sufrían perdida alguna, pero nosotros si, nuestros hechiceros y los de los humano, conjuraron un encantamiento que logró neutralizar la capacidad curativa de los trolls y así el avance pudo continuar en su contra.
Mientras los sacerdotes que estabamos en retaguardia, algunos completamente ordenados y algunos otros novicios como yo, seguíamos recibiendo a los heridos que llegaban de la batalla, y tratabamos de curar sus heridas tanto como snarlos del veneno que les provocaba fuertes dolores, los guerreros mantenían una distracción para los trolls, mientras los hechiceros tomaban una ruta alterna para poder llegar a la parte mas alta de la ciudad y desde ahi poder conjurar una tormenta arcana.
Una vez que llegaron los hechicerso a la cima, entrando todos en resonancia, conjuraron una tormenta que liberaría grandes cantidades de poder arcano, golpeando letalmente a cada uno de los guerreros troll, dándole la victoria de una vez por todas a los ejércitos conjuntos de Silvermoon y Arathor.
Ganada la guerra, los elfos prometimos lealtad y amistad absoluta al reino de Arathor y a la línea real de Thoradin.
Con ésto, mi padre decició enviar a Kael'thas, coomo uno de los emisarios al naciente y enexpansión reino de Arathor para que fundaran la ciudad de Dalaran y ahí de manera formal pudieran, junto con los humanos, continuar la investigación de las artes arcanas y prevenirles que, el uso excesivo de magia podría a traer a la Legión Ardiente.
Ésa tarde, fué la última vez que vi a mi querido hermano justo como le conocí, como aquel quien me ayudó en mi iniciación en las artes de la magia, aquel que me guió para conocer sobre nuestra historia y la nobleza de nuestro pueblo.
Posteriormente lo volvería a encontrar, pero sería en situaciones distintas...
giselle- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 30/11/2010
Re: Quel'thalas
Capitulo 2
Mucho tiempo había pasado desde que concluyo la guerra contra los Trolls. La una vez poderosa nación de Arathor se había fragmentado, nuestros amigos y el linaje real había casi desaparecido por completo.
Nos llegaron noticias de que hubo una invasión por parte de creaturas extrañas a las tierras de los humanos del sur. Al parecer estas criaturas habían aparecido en las tierras pantanosas de Black Morass. De alguna forma, los humanos no se dieron cuena.
Pero tanto en la ciudad de Dalaran, como en el reino de Quel'thalas pudimos sentir una gran presencia arcana. Un poder que fue lo suficientemente grande para poder abrir una brecha dimensional entre nuestro mundo y el Twisting Nether. Temerosos de que pudiera haber el peligro de que la Legión Ardiente pudiera haber notado esa gran actividad y pasara nuevamente a nuestro mundo, mi padre me envió a la ciudad humana de Stormwind, en el bosque de Elwynn, para que pudiera tener información de primera mano.
Fui enviada junto con mi maestra en el camino de la luz, Faerina Dawnlight a investigar el origen de la fluctuación que había sido detectada por nustro Alto Consejo.
Partimos solamente las dos, sin ninguna escotla ara mantener en secreto nustra investigación y no alertar a nadie sobre la extraña manifestacón.
Viajamos durante muchas semanas hasta que finalmente llegamos al bosque Elwynn fuimos detenidas por los guardias de Stormwind.
-Alto ahi!. Nadie puede acercarse a la ciudad a partir de este punto!. Nos advirtió el guardia.
-Venimos en paz, enviadas desde el Reino de Quel'thalas para reunirnos con nuestro hermano el obispo Alonzus Faol.
-Nos escubrimos en ese momento nuestros rostros las dos, precisamente para que el guardia pudiera reconocernos como elfas y confiar en nosotros para qe pudeira dejarnos pasar.
-A que han sido enviadas? Hasta donde yo tengo conocimiento, no se ha solicitado ningun refuerzo por parte del Rey a los Elfos. Nos volvió a interrogar el capitan de la guardia.
-Venimos a investigar algo que ha inquietado al alto consejo. Una actividad arcana oscura que representa un peligo grave para toda la vida en Azeroth. Justificó mi maestra.
-Pues llegan tarde. Lo que han sentido no ni mas ni menos que un portal que se abrió en la región de Black Morass, de ahi emergieron hordas de unos seres repulsivos y grotescos que no han causado más que desrucción y muerte a nuestras aldeas. Esperamos que si venían a ayudarnos envíarian un contingente mayor de tropas y hechiceros, no sólo a una sacerdotiza y a una novicia. El guardia nos respondió agresivamente.
-Sin embargo tenemos que investigar esto. Queremos descartar el que sea algo más que una simple guerra entre naciones como las que conocen. Además no representamos ninguna amenaza para su mismo pueblo, ent odo caso estamos aqui para brindarles auxilio.
El guardia, aún sin estar completamente seguro de la razón de nuestra presencia, pero convencido de que no representabamos ninguna amenaza y de que en efecto podíamos ser de ayuda en el conflicto nos dejo pasar. Volvimos a cubrirnos para mantener en secreto nuestra presencia.
Nos dirigimos directamente hacia Northshire. Base de operaciones de la Orden Sagrada de Clérigos de Northsie, la principal orden humana de la Iglesia Sgarada de la Luz.
Nuestra sorpresa fue grande al encontrarnos con una especie de hospital improvisado de guerra. Cientos de heridos estaban siendo atendidos por los sacerdotes humanos. Campesinos, ancianos, soldados, mujeres e incluso niños habpian sido brutalmente atacados por una feurza misteriosa de la que no teníamos ningún conocimiento. Incluso encontramos cadáveres de algunas víctima de lo que parecía ser un exraño poder sombrío. Unas artes muy parecidas a las que me había comenado mi maesra que usaban los demonidos de la Legión Ardiente.
-Maestra, parece que el temor del Alto Consejo no era equivocado. Alguna extraña fuerza oscura está emergiendo en nuestro mundo.
-Tienes razón, sin embargo no es correco asumir nada aún, tal vez sea que nos enfrentemos a brujos Trolls que de alguna forma se armaron del coraje suficiene para aacar directamente a los humanos. Lo correcto sería ponernos en contacto con el Obispo Faol, el nos dará las noticias osbre lo que ha pasado aqui.
Descendimos de nuestros zancudos y nos dirigimos a la abadía de Nosthshire para tratar de enterarnos de lo sucedido. Sin embargo ahí también predominaba la inquietud y desconifanza como conlos guardias que nos encontramos anteriormente y fuimos detenidas por los guerreros humanos.
-Nadie puede pasar, el Obispo está atendiendo asuntos urgentes. Nos dijo el guardia
-Venimos en paz desde el Reino de Quel'thalas a enterarnos de la situación y brindar el apoyo que sea necesario. Le respondió mi maestra.
-Quel'thalas? es entonces acaso que al fin los elfos se han dignado en brindarnos apoyo y solo envían a dos?. Elguardio interrogó hostilmente.
-Estamos aquí como miebros de la Iglesia Sagrada de la Luz y venimos como emisarias de los Elfos. Es urgente que nos reunamos on el Obispo Faol.
El guardia se alejo y comento algo con otro de sus compañeros. Envío a otro, que parecía ser de menor rango dentro de la abadía.
-Muy bien esperen aqui. Nos dijo el guardia.
-Muchas gracias. Seremos pacientes. Mi maestra rrespondio.
-Maestra, esos humanos son muy hostiles contra nosotros. Según recuerdo, la ultima vez que estuvimo cerca de ellos, eran muy amistosos.
-Es cierto, pero en esa ocasión la amenaza directa estaba sobre nuestras cabezas y no sobre las de ellos. Es cosa de mostrarles solamente que veninmos a apoyarlos para que no desconfíen. Debes ser paciente, probablemente solo con nuestra presencia podamos descubrir el misterio que nos reporto el Alto Consejo.
-Esta bien maestra.
El guardia que había entrado en la abadía salió y le susurro algo a su superior, quien de inmediato se dirigió hacia nosotras.
-El Obispo acepta su presencia, sin embargo, solo una de ustedes puede pasar.
-Esta bien, pasare yo, mientras mi aprendiz brinda todo el apoyo posible a sus heridos.
Entendiendo lo que mi maestra esperaba de mi, yo me diriji hacia el puesto de auxilio más cercano mientras ella iba al interior de la abadía.
Pensando en qué era lo mejor que podía hacer, me dirijí con la persona más herida que pue encontrar a simple vista. Un humano que había sido herido por un arma parecida a un hacha. Estaba envuelto en vendas ensagrentadas y sufriendo terribles dolores, tanto por la herida, como por la fiebre y una infección que comenzaba a gangrenar su carne.
Me acerque a el, quien aún sumido en el delirio de la fiebre me confundió con un brujo.
-No! alejate de mi! AUXILIO! ESTAN AQUI! LOS MONSTRUOS ESTAN AQUI! AYUDENME POR FAVOR!. Gritó el confundido humano.
-Tranquilícese. Estoy aquí para ayudarlo, no tenga miedo. Le dije en un tono suave tratando de calmarlo.
Sin embargo el siguia gritando y profiriendo alaridos de terror, haciendo que los demás heridos, guardias y campsinos refugiados voltearan a ver la escena.
Sin más remedio que revelar mi presencia, me descubrí la cabeza y todos los humanos comenzaron a murmurar entre sí, soprendidos por la presencia de una elfa.
El humano siguió gritando, azotado por terribles visiones del ataque sufrido en su aldea. Así que para tranquilizarlo, conjuré un hechizo para hacerlo dormir.
El humano poco a poco fué perdiendo el conocimiento hasta caer en un profundo sopor. Permitiéndome comenzar mi trabajo, conjure hechizos de sanación. De mis manos surgió un fulgor dorado con el que su herida comenzó a cerrar, la fiebe disminuyó y la infección cesó.
Terminado mi trabajo, levante el torso del hombre y le retire las sucias y ensangrentadas vendas, queando descubierto un cuerpo completamente libre de heridas y cicatrices.
-Por favor que alguien traiga agua para lavar a este hombre y ropajes calientes para cubrirlo!. Solicité a los humanos que estaban alrededor.
Todos habían quedado estupefactos al ver la milagrosa curación de esa herida mortal.
-Vamos ayuden a este hombre!. Les demandé a los humanos que no habían hecho caso a mi solicitud anterior.
Enfermeras acudieron a atender mi petición, mientras yo me dirijí a atender a mas heridos.
No recuerdo a cuantos habré ayudado en esa tarde, pero sin duda alguna, eso ayudo mucho a disminuir el temor de los humanos al ver que sus heridos eran sanados por mi.
Agotada del trabajo que había estado desempeñando hace bastantes horas, le pedí a los aldeanos que me dieran un segundo para meditar. Pues había un gran cumulo de gente a mi alrededor pidiendome que ayudara a sus seres queridos que estaban heridos.
Mientras descansaba del extenuante labor sentada sobre el tronco de un árbol, mi maestra salió de la abadía y se dirigió hacia mi.
-Vaya, veo que nuestra presencia ya no es un secreto ahora. Sin embargo ben trabajo, veo que casi todos los heridos han sido sanados por ti, por ahora dscansa que yo atenderé a los demás y despues hablaremos sobre las noticias que me ha dado el obispo.
Mi maestra se dirigió con los demás heridos mientras yo me recoste para dormir y recuperar mi energía.
Con mis fuerzas recuperadas me levante y me sorprendí al ver que Northshire parecía una aldea común, la gente estaba comprando y vendiendo cosas, caminaban, platicaban reían como si su actitud de hace unas horas, preocupados todos por sus heridos, jamás se hubiera presentado.
Busqué a mi maestra y la encontré caminando entre los aldeanos con el Obispo Faol y comprendí que estaban tratando algún asunto importante. Así que sigilosamente me acerque a ella y comence a caminar tras sus pasos.
Sin mucha investigación me di cuenta que lo que hablaban era una charla común, sin ninguna relación con el asunto de las escaramuzas anteriores.
-Veo que tu aprendiz se ha recuperado así que me retiro para que puedas hablar con ella. Dijo el Obispo a mi maestra.
Se alejo y me despedí de el con una reverencia.
Me acerque a mi maestra para enterarme de los sucesos.
-Parece que lo que temíamos es cierto y no lo es a la vez. En efecto, hubo un desgarre interdimensional que esta permitiendo la entrada a nuestro mundo de unos seres brutales, sin embargo, estos seres no son la legión ardiente a la que tanto tememos.
Son unos seres de apariencia humanoide, con una fuerza increíble y una insaciable sed de sangre. Estuve en contacto con el Alto Consejo y nos ordenan quedarnos aqui para investigar lo mas posible sobre éstos seres. Me explicó mi maestra
-Entonces tendremos que involucrarnos en eso conflicto de manera directa?. Pregunte
-No, solamente se nos ordena obtener información, spero tampoco podemos abandonar a la suerte a todos los humanos con esta amenaza. Tendremos que ser muy discretas con el apoyo que le demos. Por el momento, nos vestiremos con ropajes de sacerdotes humanos y marcharemos con ellos hacia Stormwind, ya que nos indican que la horda de orcos se dirije hacia alla.
Mi maestra me dió una túnica de sacerdote humano. Se me hacía muy incómoda, pesada y burda en comparación con la dlicadza de los ropajes que estaba acostumbrada a utilizar, sin embargo la utilice con el fin de ocultar nustra presencia.
Marchamos junto con el contingente humano que iba a refugairse dentro de las murallas de laciudad y logramos encontrar un gran despliegue militar. Era an imponente como quel con el que nos enfrentamos a las fuerzas de los Trolls hace tantos años y sin embargo me parecía que no sería suficiente para ganar la batalla, pues al aprecer nuestro adversario sería mucho más formidable.
Una vez que todos los civiles se refugiaron, fuimos enviados a diferentes destacamentos encargados de la defensa de la ciudad.
A mi maestra y a mi nos asignaron al destacamento encargado de proteger el castillo, principal bastión defensivo de la ciudad y lugar donde el Rey Adamant lucharía hasta las últimas consecuencias.
Previo oa la batalla reinó una calma muy tensa, la muy conocida calma antes de la batalla. Los civiles refugiados estaban presas del pánico. Los soldados estaban nerviosos al enfrentarse contra un enemigo que no estaban seguros si podría ser derrotado.
A lo lejos resonaron tambores de guerra, cuernos anunciando el avanze de un ejercito que tenía solo un fin. Destruir. No habría prisioneros.
Los arqueros posados sobre las murallas tensaron sus arcos a la espera de la señal.
Despues hubo silencio, mucho silencio. A pesar de la inminente batalla se podía el viento rozando contra las hojas de los arboles.
Después se oyo un fuerte bramido, señal del lider de los orcos de comenzar el ataque.
Los orcos se lanzaron en un salvaje arrebato de ira. mientras dentro de las murallas se dió la señal. Los arqueros soltaron sus flechas sobre los orcos. Éstas cruzaron el cielo silvfando para encontrar a su objetivo.
Muchos orcos se protegieron con ss escudos y salieron ilesos. Muchos otros fueron alcanzzados por las flechas, sin embargo no cayeron debido a que su resistencia era mayor que la de los humanos. Pocos fueron abatidos en esa primer ráfaga defensiva.
Una segunda ráfaga cruzo el cielo, aciendo caer a los orcos que fueron alcanzados anteriormente.
Una vez que estuvieron lo suficientemente cerca, los magos humanos atacaron con bolas de fuego, haciendo caer al instante a muchos orcos mas.
Sin embargo entre los cadáveres emergieron los brujos orcos, que con su agia negra contraatacaron a los magos y arqueos humanos haciendo caer a muchos por sus oscuros hechizos.
Otros brujos lanzaron conjuros sombríos a las puertas, comenzando a destrozarlas poco a poco.
Los arqueros y magos que seguían en pie siguieron atacando a los brujos orcos para tratar de detener su avance. Pero finalmente, las puertas cedieron.
Con las puertas destrozadas los orcos entraron en la ciduad, haciendo sonidos guturales y lanzando bramidos de furia entraron en batalla con los defensores humanos.
La batalla entró en apogeo, se oían gritos desgarradores de humanos y orcos siendo mutilados y desgarrados por las armas de los dos bandos.
Los sacerdotes que estaban atendiendo las heridos se estaban viendo abrumados por el trabajo que superaba sus esfuerzos. Incluso ellos estaban siendo alcanzados por las armas de los orcos que no perdonarían a nadie.
Poco a pocolos orcos fueron avanzando, sin embargo sus fuerazas también estaban siendo diezmadas.
El Rey viendo abrumadas a sus fuerzas, ordenó la inmediata evacuación de la ciudad y envió a todos los refugiados al puerto para zarpar inmediatamente.
El contingente de orcos que iba avanzando hacia el castillo y había diezmado enormemente las fuerzas que defendían el barrio antiguo.
Mi grupo entro en batalla, atacando ferozmente a los orcos, bajo una sola orden "PROTEJAN AL REY Y AYUDEN A LOS REFUGIADOS".
Con hechizos que les ayudaron a incrementar su fortaleza y su espiritu en batalla, sin embargo las fuerzas orcas siguieron avanzando. Nuestra visión y resistencia se veían afectadas porque el humo dejado por las edificaciones en llamas entorpecía nuestros esfuerzos.
Conciente de que la ciudad estaba completamente perdida el Rey ordenó la retirada del resto del contingente hacia el muelle.
Con todo nuestro poder mi maestra y yo tratamos también de detener a los guerreros orcos que seguían avanzando hacia nosotros.
Cada vez menores las fuerzas de los orcos, así como las nuestras, nos dirigimos hacia los muelles. Todos estábamos agotados por la batalla y casi a punto de caer desfallecidos, cuando de pronto apareció un brujo portando un orbe extraño.
El brujo comenó a conjurar su macabro hechizo y del orbe emergió una oscura calavera envuelta enrayos de una energia entre color negro, purpura y verde que iba dirigida al mismo Rey.
-Giselle! projete al Rey!. Me gritó.
Yo encendí su cuerpo con el aura envolvente de un escudo pero sin embargo fué muy tarde.
Mi maestra, pudo notar la obscura intención del brujo orco y sin más poder, se interpuso en el camino de la oscura masa de energía cayendo abatida.
-NOOOOOOOO!!!!!!!. Grité desolada al ver caer a mi amestra y compañera.
En un ataque de furia, lanze el poder del fuego divino sobre el brujo orco, terminando con su vida y siendo consimudo por la luz.
Simplemente no pude hacer nada más que acercarme al cuerpo de mi maestra.
-Maestra por favor aguante un poco mas, deje que recupere algo de mi poder y curaré sus heridas.
Una mirada extraña emergía de ella, la mirada de aquel que acepta su cruel destino pero conciente de que su misión se ha completado.
-No hagas nada, mi misión se ha completado. Me he dado en cuenta en este tiempo que estás lista para ordenarte. Me siento orgullosa de ver el camno que has seguido. Dejame ir, déjame alcanzar la paz y reunirme con nuestros hermanos caídos.
-Pero maestra...
-No lo intentes!. No gastes tus energías. Guárdalas para aquellos que aún tienen esperanza. Por favor lleva als noticias de lo que has visto al Alto Consejo para que sepan que acciones tomaremos. Los hemos derrotado, sin embargo no creo que haya sido lo ultimo que veamos de ellos.
-Si maestra, hare todo lo que me ha pedido.
-Muchas gracias, me haz traído paz.
Con un semblante pálido debido a la descarga de poder oscuro pero con una sonrisa de victoria mi maestra cerró los ojos para siempre.
No pude hacer nada más que ponerme a sollozar en el cuerpo inerte de mi maestra.
-Vamos levantate, no dejes que su sacrificio sea en vano. Me dijo el Rey, mientras levantaba el cuerpo de mi maestra y lo llevaba en sus brazos.
Todos abordamos el barco y zarpamos.
Derrotamos a los orcos. Pocos qudaron en pié y huyeron por el portal del que habían salido. Pero la ciudad estaba devastada y en ruinas, aún lejos en el mar podíamos ver el rojo resplandor y la estela de humo que era alejada por el viento, evidenciando una ciudad en llamas.
Tras un largo tiempo de viaje llegamos a Costa Oscura, donde desembarcamos y en una carreta que habían construido para que pudiera llevar el cuerpo de mi maestra a nuestro reino, me uní al contingente humano que marcho hacia Lordaeron para pedir ayuda al Rey Therenas de la Alianza.
-Su majestad, le ruego que por favor, en los acontecimientos que usted le contará al Rey Therenas, omita mencionar mi presencia y la de mi maestra.
-Pero cmo podre hacer eso? Ustedes nos ayudaron enormemente a sobrevivir a ese ataque despiadado.
-Se lo reugo por favor, nuestra misión solamente éra observar, y al ayudarles desobedecimos las órdenes de nuestro Alto Consejo. Por favot ayúdeme a honrar la memoria de mi maestra no mencionando lo que hicimos.
-De acuerdo, no lo mencionaré, ni yo ni nadie de mi pueblo, sin embargo todos conocemos el heroísmo del que fueron capaces y nunca lo olvidaremos.
Me despedí del Rey Adamant y partí con el cuerpo de mi maestra hacia Silvermoon.
Ahí entregue las noticias a mi Padre y al Alto Consejo. Etregué el cuerpo de mi maestra y le hicieron los honores dignos de ella.
Alertas sobre la nueva amenaza el Consejo tomó acción, y mi orden reconoció mi esfuerzo en la misión por lo cual me ordené como Sacerdotiza de la Luz.
Algunos años después llegarían noticias de que los Orcos habían regresado, pero eso es algo que contare despues....
Mucho tiempo había pasado desde que concluyo la guerra contra los Trolls. La una vez poderosa nación de Arathor se había fragmentado, nuestros amigos y el linaje real había casi desaparecido por completo.
Nos llegaron noticias de que hubo una invasión por parte de creaturas extrañas a las tierras de los humanos del sur. Al parecer estas criaturas habían aparecido en las tierras pantanosas de Black Morass. De alguna forma, los humanos no se dieron cuena.
Pero tanto en la ciudad de Dalaran, como en el reino de Quel'thalas pudimos sentir una gran presencia arcana. Un poder que fue lo suficientemente grande para poder abrir una brecha dimensional entre nuestro mundo y el Twisting Nether. Temerosos de que pudiera haber el peligro de que la Legión Ardiente pudiera haber notado esa gran actividad y pasara nuevamente a nuestro mundo, mi padre me envió a la ciudad humana de Stormwind, en el bosque de Elwynn, para que pudiera tener información de primera mano.
Fui enviada junto con mi maestra en el camino de la luz, Faerina Dawnlight a investigar el origen de la fluctuación que había sido detectada por nustro Alto Consejo.
Partimos solamente las dos, sin ninguna escotla ara mantener en secreto nustra investigación y no alertar a nadie sobre la extraña manifestacón.
Viajamos durante muchas semanas hasta que finalmente llegamos al bosque Elwynn fuimos detenidas por los guardias de Stormwind.
-Alto ahi!. Nadie puede acercarse a la ciudad a partir de este punto!. Nos advirtió el guardia.
-Venimos en paz, enviadas desde el Reino de Quel'thalas para reunirnos con nuestro hermano el obispo Alonzus Faol.
-Nos escubrimos en ese momento nuestros rostros las dos, precisamente para que el guardia pudiera reconocernos como elfas y confiar en nosotros para qe pudeira dejarnos pasar.
-A que han sido enviadas? Hasta donde yo tengo conocimiento, no se ha solicitado ningun refuerzo por parte del Rey a los Elfos. Nos volvió a interrogar el capitan de la guardia.
-Venimos a investigar algo que ha inquietado al alto consejo. Una actividad arcana oscura que representa un peligo grave para toda la vida en Azeroth. Justificó mi maestra.
-Pues llegan tarde. Lo que han sentido no ni mas ni menos que un portal que se abrió en la región de Black Morass, de ahi emergieron hordas de unos seres repulsivos y grotescos que no han causado más que desrucción y muerte a nuestras aldeas. Esperamos que si venían a ayudarnos envíarian un contingente mayor de tropas y hechiceros, no sólo a una sacerdotiza y a una novicia. El guardia nos respondió agresivamente.
-Sin embargo tenemos que investigar esto. Queremos descartar el que sea algo más que una simple guerra entre naciones como las que conocen. Además no representamos ninguna amenaza para su mismo pueblo, ent odo caso estamos aqui para brindarles auxilio.
El guardia, aún sin estar completamente seguro de la razón de nuestra presencia, pero convencido de que no representabamos ninguna amenaza y de que en efecto podíamos ser de ayuda en el conflicto nos dejo pasar. Volvimos a cubrirnos para mantener en secreto nuestra presencia.
Nos dirigimos directamente hacia Northshire. Base de operaciones de la Orden Sagrada de Clérigos de Northsie, la principal orden humana de la Iglesia Sgarada de la Luz.
Nuestra sorpresa fue grande al encontrarnos con una especie de hospital improvisado de guerra. Cientos de heridos estaban siendo atendidos por los sacerdotes humanos. Campesinos, ancianos, soldados, mujeres e incluso niños habpian sido brutalmente atacados por una feurza misteriosa de la que no teníamos ningún conocimiento. Incluso encontramos cadáveres de algunas víctima de lo que parecía ser un exraño poder sombrío. Unas artes muy parecidas a las que me había comenado mi maesra que usaban los demonidos de la Legión Ardiente.
-Maestra, parece que el temor del Alto Consejo no era equivocado. Alguna extraña fuerza oscura está emergiendo en nuestro mundo.
-Tienes razón, sin embargo no es correco asumir nada aún, tal vez sea que nos enfrentemos a brujos Trolls que de alguna forma se armaron del coraje suficiene para aacar directamente a los humanos. Lo correcto sería ponernos en contacto con el Obispo Faol, el nos dará las noticias osbre lo que ha pasado aqui.
Descendimos de nuestros zancudos y nos dirigimos a la abadía de Nosthshire para tratar de enterarnos de lo sucedido. Sin embargo ahí también predominaba la inquietud y desconifanza como conlos guardias que nos encontramos anteriormente y fuimos detenidas por los guerreros humanos.
-Nadie puede pasar, el Obispo está atendiendo asuntos urgentes. Nos dijo el guardia
-Venimos en paz desde el Reino de Quel'thalas a enterarnos de la situación y brindar el apoyo que sea necesario. Le respondió mi maestra.
-Quel'thalas? es entonces acaso que al fin los elfos se han dignado en brindarnos apoyo y solo envían a dos?. Elguardio interrogó hostilmente.
-Estamos aquí como miebros de la Iglesia Sagrada de la Luz y venimos como emisarias de los Elfos. Es urgente que nos reunamos on el Obispo Faol.
El guardia se alejo y comento algo con otro de sus compañeros. Envío a otro, que parecía ser de menor rango dentro de la abadía.
-Muy bien esperen aqui. Nos dijo el guardia.
-Muchas gracias. Seremos pacientes. Mi maestra rrespondio.
-Maestra, esos humanos son muy hostiles contra nosotros. Según recuerdo, la ultima vez que estuvimo cerca de ellos, eran muy amistosos.
-Es cierto, pero en esa ocasión la amenaza directa estaba sobre nuestras cabezas y no sobre las de ellos. Es cosa de mostrarles solamente que veninmos a apoyarlos para que no desconfíen. Debes ser paciente, probablemente solo con nuestra presencia podamos descubrir el misterio que nos reporto el Alto Consejo.
-Esta bien maestra.
El guardia que había entrado en la abadía salió y le susurro algo a su superior, quien de inmediato se dirigió hacia nosotras.
-El Obispo acepta su presencia, sin embargo, solo una de ustedes puede pasar.
-Esta bien, pasare yo, mientras mi aprendiz brinda todo el apoyo posible a sus heridos.
Entendiendo lo que mi maestra esperaba de mi, yo me diriji hacia el puesto de auxilio más cercano mientras ella iba al interior de la abadía.
Pensando en qué era lo mejor que podía hacer, me dirijí con la persona más herida que pue encontrar a simple vista. Un humano que había sido herido por un arma parecida a un hacha. Estaba envuelto en vendas ensagrentadas y sufriendo terribles dolores, tanto por la herida, como por la fiebre y una infección que comenzaba a gangrenar su carne.
Me acerque a el, quien aún sumido en el delirio de la fiebre me confundió con un brujo.
-No! alejate de mi! AUXILIO! ESTAN AQUI! LOS MONSTRUOS ESTAN AQUI! AYUDENME POR FAVOR!. Gritó el confundido humano.
-Tranquilícese. Estoy aquí para ayudarlo, no tenga miedo. Le dije en un tono suave tratando de calmarlo.
Sin embargo el siguia gritando y profiriendo alaridos de terror, haciendo que los demás heridos, guardias y campsinos refugiados voltearan a ver la escena.
Sin más remedio que revelar mi presencia, me descubrí la cabeza y todos los humanos comenzaron a murmurar entre sí, soprendidos por la presencia de una elfa.
El humano siguió gritando, azotado por terribles visiones del ataque sufrido en su aldea. Así que para tranquilizarlo, conjuré un hechizo para hacerlo dormir.
El humano poco a poco fué perdiendo el conocimiento hasta caer en un profundo sopor. Permitiéndome comenzar mi trabajo, conjure hechizos de sanación. De mis manos surgió un fulgor dorado con el que su herida comenzó a cerrar, la fiebe disminuyó y la infección cesó.
Terminado mi trabajo, levante el torso del hombre y le retire las sucias y ensangrentadas vendas, queando descubierto un cuerpo completamente libre de heridas y cicatrices.
-Por favor que alguien traiga agua para lavar a este hombre y ropajes calientes para cubrirlo!. Solicité a los humanos que estaban alrededor.
Todos habían quedado estupefactos al ver la milagrosa curación de esa herida mortal.
-Vamos ayuden a este hombre!. Les demandé a los humanos que no habían hecho caso a mi solicitud anterior.
Enfermeras acudieron a atender mi petición, mientras yo me dirijí a atender a mas heridos.
No recuerdo a cuantos habré ayudado en esa tarde, pero sin duda alguna, eso ayudo mucho a disminuir el temor de los humanos al ver que sus heridos eran sanados por mi.
Agotada del trabajo que había estado desempeñando hace bastantes horas, le pedí a los aldeanos que me dieran un segundo para meditar. Pues había un gran cumulo de gente a mi alrededor pidiendome que ayudara a sus seres queridos que estaban heridos.
Mientras descansaba del extenuante labor sentada sobre el tronco de un árbol, mi maestra salió de la abadía y se dirigió hacia mi.
-Vaya, veo que nuestra presencia ya no es un secreto ahora. Sin embargo ben trabajo, veo que casi todos los heridos han sido sanados por ti, por ahora dscansa que yo atenderé a los demás y despues hablaremos sobre las noticias que me ha dado el obispo.
Mi maestra se dirigió con los demás heridos mientras yo me recoste para dormir y recuperar mi energía.
Con mis fuerzas recuperadas me levante y me sorprendí al ver que Northshire parecía una aldea común, la gente estaba comprando y vendiendo cosas, caminaban, platicaban reían como si su actitud de hace unas horas, preocupados todos por sus heridos, jamás se hubiera presentado.
Busqué a mi maestra y la encontré caminando entre los aldeanos con el Obispo Faol y comprendí que estaban tratando algún asunto importante. Así que sigilosamente me acerque a ella y comence a caminar tras sus pasos.
Sin mucha investigación me di cuenta que lo que hablaban era una charla común, sin ninguna relación con el asunto de las escaramuzas anteriores.
-Veo que tu aprendiz se ha recuperado así que me retiro para que puedas hablar con ella. Dijo el Obispo a mi maestra.
Se alejo y me despedí de el con una reverencia.
Me acerque a mi maestra para enterarme de los sucesos.
-Parece que lo que temíamos es cierto y no lo es a la vez. En efecto, hubo un desgarre interdimensional que esta permitiendo la entrada a nuestro mundo de unos seres brutales, sin embargo, estos seres no son la legión ardiente a la que tanto tememos.
Son unos seres de apariencia humanoide, con una fuerza increíble y una insaciable sed de sangre. Estuve en contacto con el Alto Consejo y nos ordenan quedarnos aqui para investigar lo mas posible sobre éstos seres. Me explicó mi maestra
-Entonces tendremos que involucrarnos en eso conflicto de manera directa?. Pregunte
-No, solamente se nos ordena obtener información, spero tampoco podemos abandonar a la suerte a todos los humanos con esta amenaza. Tendremos que ser muy discretas con el apoyo que le demos. Por el momento, nos vestiremos con ropajes de sacerdotes humanos y marcharemos con ellos hacia Stormwind, ya que nos indican que la horda de orcos se dirije hacia alla.
Mi maestra me dió una túnica de sacerdote humano. Se me hacía muy incómoda, pesada y burda en comparación con la dlicadza de los ropajes que estaba acostumbrada a utilizar, sin embargo la utilice con el fin de ocultar nustra presencia.
Marchamos junto con el contingente humano que iba a refugairse dentro de las murallas de laciudad y logramos encontrar un gran despliegue militar. Era an imponente como quel con el que nos enfrentamos a las fuerzas de los Trolls hace tantos años y sin embargo me parecía que no sería suficiente para ganar la batalla, pues al aprecer nuestro adversario sería mucho más formidable.
Una vez que todos los civiles se refugiaron, fuimos enviados a diferentes destacamentos encargados de la defensa de la ciudad.
A mi maestra y a mi nos asignaron al destacamento encargado de proteger el castillo, principal bastión defensivo de la ciudad y lugar donde el Rey Adamant lucharía hasta las últimas consecuencias.
Previo oa la batalla reinó una calma muy tensa, la muy conocida calma antes de la batalla. Los civiles refugiados estaban presas del pánico. Los soldados estaban nerviosos al enfrentarse contra un enemigo que no estaban seguros si podría ser derrotado.
A lo lejos resonaron tambores de guerra, cuernos anunciando el avanze de un ejercito que tenía solo un fin. Destruir. No habría prisioneros.
Los arqueros posados sobre las murallas tensaron sus arcos a la espera de la señal.
Despues hubo silencio, mucho silencio. A pesar de la inminente batalla se podía el viento rozando contra las hojas de los arboles.
Después se oyo un fuerte bramido, señal del lider de los orcos de comenzar el ataque.
Los orcos se lanzaron en un salvaje arrebato de ira. mientras dentro de las murallas se dió la señal. Los arqueros soltaron sus flechas sobre los orcos. Éstas cruzaron el cielo silvfando para encontrar a su objetivo.
Muchos orcos se protegieron con ss escudos y salieron ilesos. Muchos otros fueron alcanzzados por las flechas, sin embargo no cayeron debido a que su resistencia era mayor que la de los humanos. Pocos fueron abatidos en esa primer ráfaga defensiva.
Una segunda ráfaga cruzo el cielo, aciendo caer a los orcos que fueron alcanzados anteriormente.
Una vez que estuvieron lo suficientemente cerca, los magos humanos atacaron con bolas de fuego, haciendo caer al instante a muchos orcos mas.
Sin embargo entre los cadáveres emergieron los brujos orcos, que con su agia negra contraatacaron a los magos y arqueos humanos haciendo caer a muchos por sus oscuros hechizos.
Otros brujos lanzaron conjuros sombríos a las puertas, comenzando a destrozarlas poco a poco.
Los arqueros y magos que seguían en pie siguieron atacando a los brujos orcos para tratar de detener su avance. Pero finalmente, las puertas cedieron.
Con las puertas destrozadas los orcos entraron en la ciduad, haciendo sonidos guturales y lanzando bramidos de furia entraron en batalla con los defensores humanos.
La batalla entró en apogeo, se oían gritos desgarradores de humanos y orcos siendo mutilados y desgarrados por las armas de los dos bandos.
Los sacerdotes que estaban atendiendo las heridos se estaban viendo abrumados por el trabajo que superaba sus esfuerzos. Incluso ellos estaban siendo alcanzados por las armas de los orcos que no perdonarían a nadie.
Poco a pocolos orcos fueron avanzando, sin embargo sus fuerazas también estaban siendo diezmadas.
El Rey viendo abrumadas a sus fuerzas, ordenó la inmediata evacuación de la ciudad y envió a todos los refugiados al puerto para zarpar inmediatamente.
El contingente de orcos que iba avanzando hacia el castillo y había diezmado enormemente las fuerzas que defendían el barrio antiguo.
Mi grupo entro en batalla, atacando ferozmente a los orcos, bajo una sola orden "PROTEJAN AL REY Y AYUDEN A LOS REFUGIADOS".
Con hechizos que les ayudaron a incrementar su fortaleza y su espiritu en batalla, sin embargo las fuerzas orcas siguieron avanzando. Nuestra visión y resistencia se veían afectadas porque el humo dejado por las edificaciones en llamas entorpecía nuestros esfuerzos.
Conciente de que la ciudad estaba completamente perdida el Rey ordenó la retirada del resto del contingente hacia el muelle.
Con todo nuestro poder mi maestra y yo tratamos también de detener a los guerreros orcos que seguían avanzando hacia nosotros.
Cada vez menores las fuerzas de los orcos, así como las nuestras, nos dirigimos hacia los muelles. Todos estábamos agotados por la batalla y casi a punto de caer desfallecidos, cuando de pronto apareció un brujo portando un orbe extraño.
El brujo comenó a conjurar su macabro hechizo y del orbe emergió una oscura calavera envuelta enrayos de una energia entre color negro, purpura y verde que iba dirigida al mismo Rey.
-Giselle! projete al Rey!. Me gritó.
Yo encendí su cuerpo con el aura envolvente de un escudo pero sin embargo fué muy tarde.
Mi maestra, pudo notar la obscura intención del brujo orco y sin más poder, se interpuso en el camino de la oscura masa de energía cayendo abatida.
-NOOOOOOOO!!!!!!!. Grité desolada al ver caer a mi amestra y compañera.
En un ataque de furia, lanze el poder del fuego divino sobre el brujo orco, terminando con su vida y siendo consimudo por la luz.
Simplemente no pude hacer nada más que acercarme al cuerpo de mi maestra.
-Maestra por favor aguante un poco mas, deje que recupere algo de mi poder y curaré sus heridas.
Una mirada extraña emergía de ella, la mirada de aquel que acepta su cruel destino pero conciente de que su misión se ha completado.
-No hagas nada, mi misión se ha completado. Me he dado en cuenta en este tiempo que estás lista para ordenarte. Me siento orgullosa de ver el camno que has seguido. Dejame ir, déjame alcanzar la paz y reunirme con nuestros hermanos caídos.
-Pero maestra...
-No lo intentes!. No gastes tus energías. Guárdalas para aquellos que aún tienen esperanza. Por favor lleva als noticias de lo que has visto al Alto Consejo para que sepan que acciones tomaremos. Los hemos derrotado, sin embargo no creo que haya sido lo ultimo que veamos de ellos.
-Si maestra, hare todo lo que me ha pedido.
-Muchas gracias, me haz traído paz.
Con un semblante pálido debido a la descarga de poder oscuro pero con una sonrisa de victoria mi maestra cerró los ojos para siempre.
No pude hacer nada más que ponerme a sollozar en el cuerpo inerte de mi maestra.
-Vamos levantate, no dejes que su sacrificio sea en vano. Me dijo el Rey, mientras levantaba el cuerpo de mi maestra y lo llevaba en sus brazos.
Todos abordamos el barco y zarpamos.
Derrotamos a los orcos. Pocos qudaron en pié y huyeron por el portal del que habían salido. Pero la ciudad estaba devastada y en ruinas, aún lejos en el mar podíamos ver el rojo resplandor y la estela de humo que era alejada por el viento, evidenciando una ciudad en llamas.
Tras un largo tiempo de viaje llegamos a Costa Oscura, donde desembarcamos y en una carreta que habían construido para que pudiera llevar el cuerpo de mi maestra a nuestro reino, me uní al contingente humano que marcho hacia Lordaeron para pedir ayuda al Rey Therenas de la Alianza.
-Su majestad, le ruego que por favor, en los acontecimientos que usted le contará al Rey Therenas, omita mencionar mi presencia y la de mi maestra.
-Pero cmo podre hacer eso? Ustedes nos ayudaron enormemente a sobrevivir a ese ataque despiadado.
-Se lo reugo por favor, nuestra misión solamente éra observar, y al ayudarles desobedecimos las órdenes de nuestro Alto Consejo. Por favot ayúdeme a honrar la memoria de mi maestra no mencionando lo que hicimos.
-De acuerdo, no lo mencionaré, ni yo ni nadie de mi pueblo, sin embargo todos conocemos el heroísmo del que fueron capaces y nunca lo olvidaremos.
Me despedí del Rey Adamant y partí con el cuerpo de mi maestra hacia Silvermoon.
Ahí entregue las noticias a mi Padre y al Alto Consejo. Etregué el cuerpo de mi maestra y le hicieron los honores dignos de ella.
Alertas sobre la nueva amenaza el Consejo tomó acción, y mi orden reconoció mi esfuerzo en la misión por lo cual me ordené como Sacerdotiza de la Luz.
Algunos años después llegarían noticias de que los Orcos habían regresado, pero eso es algo que contare despues....
giselle- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 30/11/2010
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